En la recta final del año, especialistas en salud mental advierten un incremento de síntomas depresivos entre la población mexicana, fenómeno conocido como “depresión decembrina”, que puede abarcar tanto el Trastorno Afectivo Estacional (TAE) como la depresión asociada a la época navideña.
Las causas de este fenómeno son diversas y suelen combinarse. Por un lado, la disminución de luz solar y los cambios climáticos propios de la temporada influyen directamente en los ritmos biológicos, lo que puede provocar alteraciones en el sueño, la energía y el estado de ánimo.
A esto se suma la presión social por cumplir con expectativas familiares, laborales y emocionales, ya que las fiestas suelen asociarse con convivencia, felicidad y unión, lo que incrementa la sensación de frustración o insuficiencia en quienes atraviesan momentos difíciles.

Otro factor relevante es el estrés económico, pues diciembre implica gastos adicionales en regalos, cenas y compromisos sociales, lo que genera preocupación financiera y tensión en los hogares.
Finalmente, especialistas destacan que la temporada también puede acentuar situaciones personales como la soledad, duelos recientes o pérdidas familiares, que se vuelven más visibles durante las celebraciones, intensificando la tristeza y la nostalgia.
En conjunto, estos elementos convierten diciembre en un periodo particularmente sensible para la salud mental.
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