El Paseo Bravo, hoy uno de los parques más conocidos de Puebla, tuvo en el pasado una faceta sorprendente: durante varias décadas funcionó como zoológico municipal, con leones, jaguares, osos polares, aves exóticas, un acuario, serpentario y hasta un pequeño trenecito. El espacio cerró en 1974 y sus animales fueron trasladados a Africam Safari.

En este mismo lugar se encuentra el emblemático Reloj del Gallito, inaugurado en 1921 como un regalo de la colonia francesa para conmemorar el centenario de la Consumación de la Independencia. La pieza, diseñada por Carlos Mastretta Magnani en estilo art nouveau, destaca por la figura del gallo que corona la torre y señala los puntos cardinales.
El reloj ha recibido varias intervenciones, entre ellas la restauración del gallo tras el sismo de 1999 y la modernización reciente de su mecanismo, ahora mecatrónico. Hoy, el Gallito no solo embellece el Paseo Bravo, sino que también recuerda la historia viva de un parque que alguna vez fue hogar de animales y atracciones únicas en Puebla.
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