El edificio conocido como La Villita del Paseo Bravo es en realidad el Santuario de Nuestra Señora de Guadalupe, uno de los pocos templos guadalupanos que existen en la ciudad de Puebla.
Su historia se remonta a 1694, cuando Juan Alonso Martínez Peredo, maestro herrero y cohetero, propuso la construcción de una capilla dedicada a la Virgen de Guadalupe. La edificación se desarrolló a lo largo de varios años y fue consagrada oficialmente el 12 de diciembre de 1722, fecha emblemática por coincidir con la celebración de la aparición de la Virgen de Guadalupe.

El nombre de “La Villita” hace referencia a la Villa de Guadalupe en la Ciudad de México, ya que el santuario resguarda una gran imagen de la Virgen, elemento central de su identidad religiosa y cultural.
La fachada del templo fue diseñada por Diego de la Sierra, reconocido arquitecto que introdujo importantes elementos del barroco poblano. Su exterior destaca por un arco decorado con azulejos de talavera azul y blanco, así como por las representaciones de las cuatro apariciones de la Virgen de Guadalupe.
Actualmente, el santuario permanece como un símbolo de fe, historia y tradición, en medio del constante movimiento urbano del Paseo Bravo.
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