Entre notas musicales producidas por su organillo se ha pasado 48 años de su vida don Agustín Hernán López quien en su traje color beige ha dado vida a las calles del Centro Histórico de Puebla.
En entrevista con Tráfico Puebla, el señor narró que su oficio le heredó de su padre, quien lo enseño a trabajar con el cilindro, al tiempo que refirió que lo que más le gusta de su trabajo es que puede moverse a otras partes y conocer.
Lamentó que, su oficio se encuentre en peligro, por lo que pidió a las nuevas generaciones a interesarse y fomentar a los organilleros.
Y es que, aunado a que es un oficio que ya muy pocos practican, en caso de descomponerse, son difíciles de reparar, ya que se tienen que se tienen que trasladar a la ciudad de México y en caso de querer cambiar sus melodías cada cambio en el rollo les cuesta cinco mil pesos.
Los organillos solo pueden tener 8 piezas musicales y cambiar el rollo con nuevas grabaciones, cuesta más de 40 mil pesos.
Don Agustín, hizo el llamado para que no se deje morir su oficio pese a la modernidad.